No se puede decir nada un poco más alto en esta ciudad sin
recibir mil comentarios acordándose de mi familia, y en el mundo de la música
cofrade se magnifica por mil debido al “hooliganismo” de muchas bandas y del sector.
La Ojana es lo que gusta.
Me cansa decir algo sobre una banda y recibir en mi bandeja
de entrada de Twitter y Facebook mil mensajes acordándose de la vida privada de
mi madre, o con “ánimo” de verme en persona y dejarme como un cuadro (aunque
luego te giren la carita).
Aun diciendo que la calidad musical de esa banda es
excelente, pero la gestión por parte de su “mandamás” es nefasta se acordarán
de mis antepasados, sin ánimo de aceptar una crítica.
Me cansa leer siempre lo mismo de: “es que somos 100 músicos
con sus vidas y sacrificios y estás echando por tierra nuestro trabajo”. Cuando
he escrito varias veces al sacrificio de los músicos. Es absurdo.
“Es que yo estoy en la banda y el director es mi amigo y se
lo que pasa y tú no tienes ni idea”. Como si las cosas las supiese solo un
director de una banda…
Me parece correcto, e incluso bonito, el debate elegante y
respetuoso y como nunca se llega a ese puerto, y debido a que le tengo un gran
aprecio tanto a mi madre como a mis antepasados y a mi paciencia, decido no escribir más artículos de aquí
en adelante sobre bandas ni sobre lo malo que hacen algunas al mundo. Se acabó.
No tengo motivación ninguna para hacerlo.
Ahí os quedáis con vuestra música, por llamarlo de alguna
manera, con vuestros hooligans y ojalá haya alguien que tenga el atrevimiento a
contar lo que yo ya no voy a contar en artículos como éste. Está claro que la OJANA predomina en la
ciudad y en las redes sociales y es lo que os gusta y queréis.
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