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jueves, 10 de marzo de 2016

A los diputados de bandas... por @MiguelGRizo

Se conoce al Diputado de Banda como al encargado de confeccionar el repertorio de marchas para una banda detrás de una Hermandad que realiza Estación de Penitencia. Elabora una lista de marchas junto con la calle en la que debe ser interpretada. Aunque a veces se pasan esa lista por el arco de la Macarena y deciden cambiar una marcha en mitad de una calle a su antojo.

Normalmente esa lista de marchas rara vez se modifica de año en año. Se incluye alguna marcha nueva o se elimina una desfasada por otra. Casos puntuales o mínimos. Hasta ahí, nada criticable.

A mi parecer, creo que es necesario que dicho repertorio de marchas sea elaborado, no solo por el Diputado de Banda, sino, además, por el director de la propia banda. La razón es porque el Diputado de Banda usualmente es un cargo designado “a dedo” y que en la mayoría de los casos carece de unos conocimientos básicos de musicología, incluso sin entender demasiado el estilo musical de la Hermandad o de la propia banda. Habrá casos en los que no.

El músico, antes de ser músico, es persona, y toda persona tiene un límite físico. El labio como tal es un músculo que se desarrolla como cualquier otro, y que, como cualquier otro, también soporta fatiga y se cansa y no rinde igual que al principio del ejercicio. A lo largo de mis años como músico, rara vez he encontrado un repertorio de marchas que mezcle marchas “punteras” o “cañeras” con marchas más destinadas a descansar el labio, debido a su corta duración o melodía simple.

Está muy bien tocar “Esperanza de Triana Coronada” tres veces seguidas y tocar a continuación otra marcha que puede cansar un poco como puede ser “Saeta” con el arreglo de Guillermo Fernández Ríos, pero piense en el músico.

Por eso, pienso que el papel del director de una banda a la hora de confeccionar un repertorio es importantísimo. Hay que cuidar al músico, al igual que unos costaleros, también necesitan un descanso, y que mejor que el director para conocer las marchas y la opinión de los músicos. Además, si el Diputado de Banda elige una marcha de una baja calidad técnica que incluso puede restarle valor a la Hermandad o a la banda, el director puede aconsejarte que lo mejor es no interpretarla.

Por poner un ejemplo, cuando la banda de música del Maestro Tejera ponía sus sones tras la Virgen de la Victoria de la Hermandad de El Resucitado de Ayamonte, ésta le pedía a la banda que interpretarse marchas tipo “Callejuela de la O” y marchas que ustedes ya sabréis, y Tristán Becerra claramente se negaba a que su banda tocase tales marchas. Acto para mí que engrandece a una banda, ya que tienen un estilo y si la contratas es lo que hay.

Por no hablar de los capataces que libremente han querido elegir una marcha u otra sin saber que son una basura. Aunque también hay que decir que los capataces (si están formados y saben del tema) deben formar parte de la comisión de elaboración de un repertorio, al fin y al cabo, son los que mandan delante de un paso y los que conocen la forma de andar de sus hombres, y si están más cansados en algún momento u otro.

También está muy bien como espectador ver una cofradía siempre con música, pero piense también en esos músicos, y el esfuerzo y sacrificio que hacen por estar ahí, y que normalmente están cansados del día anterior por haber tocado detrás de un palio ocho horas seguidas, porque habría otro Diputado de Banda que no le importaría reventar a un músico y llevarlo hasta el extremo.

Por último, ante la crítica escrita anteriormente, propongo a las Hermandades y Diputados de Bandas que aún no hacen eso, que lleven a cabo la elaboración de sus repertorios consultando con el Director de la Banda y los capataces, mejorareis como Hermandad.