EL CACHORRO DE TRIANA
Esa
mirada perdida, agonizante, esos ojos desencajados, negros zahínos propios de
tu raza, de tu condición, rajaos y desgarraos por el dolor, abandonados a tu
suerte, sin vida, sin ilusión, hastiados de sufrir, sin ver ni querer ver el
final, que se acerca, que te persigue sin salida, ya no queda más que mirar al
cielo, más que implorar a Dios, ese final que te trae el último lance de una
vida, marcada por el amor, por la fatal suerte de algo imposible, por la
desdicha de querer a quién no debías, por la desgracia de pertenecer a una raza
discriminada, distinta, considerada por algunos inferior, por querer a un
semejante que no lo era, por el racismo y clasismo de una sociedad que anhela
antiguos privilegios y que pisotea y mata, si es preciso, para que éso perdure
y a la que no le importa producir tanto dolor.
¡Que
bonita historia de amor! ¡que final tan trágico! ¡ay qué pena! ¡ay qué congoja
y aflicción! Este triste desenlace fue enmarcado para siempre por la mano
maestra de un escultor, por la mano maestra de un imaginero que tu historia
esculpió, que tu historia sobre un leño dibujó, que tu historia en la madera
escribió, cual autor que con su pluma inmortaliza en Verona el amor, el amor
que no entiende de clases sociales, ni de estamentos, ni de razas, ni de color,
ni de rencillas, ni de disputas ni enfrentamientos, ni de trifulcas, el amor a
secas, sin intereses, sin distinciones ni discriminaciones, sin privilegios,
sin ventajas, sin favoritismos ni gracias, sin rencores ni odios, sin cólera,
sin ira, sin rabias ni enojos, sin inquinas, sin conveniencias, simplemente el
amor.
¡El
amor! que palabra tan simple con apenas cuatro letras ¡cuanto encierran!
¡cuanto guardan en su interior! Cuantos afectos y caricias, cuanta inclinación
y entrega, el amor, que no entiende más que de amor y de ahí nació una leyenda
y de ahí un autor que supo plasmar en su obra el gran precio del amor, supo
esculpir tu agonia de gitano de Triana, supo transmitir el dolor que precede a
la muerte, la imagen del que para siempre se vá, supo legar a la historia tu
último suspiro, tu última expiración, tu último gemido ¡oh gran Cristo de la
Expiración! supo mostrarnos a todos tus últimos segundos de vida, tu muerte, el
desgarro de tu amor, las consecuencias de esa dañina pugna que Triana vivió,
que tu puente presenció ¡que Triana vio! y que luego a modo de cuento ¡Triana
narró! Y así una leyenda nació.
Ese
ilustre imaginero tu historia imaginó y tu historia nos mostró, cómo todo
terminó, cómo murieron tus expectativas, tus ilusiones, tus sueños de seductor,
tu necesidad de romper el calvario de tu existencia y vivir una vida plena de
amor ¡cómo un Señor! cómo se atajó tu misera vida, cómo se malogró, cómo
desgarró aquella historia de amor, cómo fracasó la esperanza y la ilusión, cómo
interrumpió una vida que era solo de dos, cómo todo desapareció, cómo todo
finalizó, puso fin a una vida, quizá de destierro por diferencias pero plena de
amor, supo terminar con todas sus consecuencias y rompió y rompió ese feliz
destino del cachorro, de ése gitano que a una niña bien enamoró, que a una niña
encandiló, que a una niña bien supo ilusionar, y a la que no le importó la
familia, los amigos ni las clases sociales, a quién no le importó prescindir de
riquezas y materialidades, a quién no le importó el color de tu piel ni la
profundidad de tus grandes ojos negros, a quién no le importó tu estatus social
y bajar contigo de condición, a quién no le importó renunciar a una vida de
lujo y comodidades por la sencilla comodidad de tu amor, a quién no le importó
renunciar a su bienestar por la gracia de recibir tu amor, tus caricias, tu
cariño, tu compañía, tu gran pasión, tu energia, tu alegría, tus ganas de
vivir, supo renunciar a todo en resumen por
tu amor.
¡Que
gran destierro de todo! ¿por qué llegó? ¿quién fraguó tan mal destino? ¿quién
lo pensó? ¿quien lo impulsó? ¿qué mano asesina vio tan malo ése amor? ¿que
mente vil lo planeó?¿qué mano dañina lo ejecutó? ¿quién pudo ver malicia en lo
que sólo era amor? ¡que triste desenlace para tanto amor! ¿que malas
intenciones lo proyectaron? ¿qué intereses malignos a este fatal destino te
llevó? ¿fueron las rencillas? ¿fue el rencor? ¿fue el cólera? ¿fueron mentes
malignas que no sabían ni nunca conocieron todo lo bueno que sale del corazón?
¿fueron colocados ruines intereses por encima de tan digno valor? ¿fue la ira?
¿fue la rabia? ¿fueron necesidades superficiales
por encima del más profundo de los sentimientos? ¿fueron enemistades creadas
sólo por tu baja condición? ¿fue el racismo? ¿qué ocurrió?.
Tu
tumba encierra el misterio de una malograda historia de amor, en tu tumba se
encierran los misterios del amor, en tu tumba terminó la historia de dos
amantes cual en Verona terminó, en tu tumba se cegaron los destinos ¿quién los
encerró? ¿quién los cegó? ¿quién los sepultó? ¿quien esas llamas apagó?
¿supieron lo que hacían? ¿quién los empujó? ¿qué defendían con el acero? ¿acaso
siglos de privilegios? ¿siglos de guerra por la posesión? ¿le deslumbraron
brillantes, riquezas y posición? ¿le deslumbraron creencias de ser superior?
¿que ocurrió? ¿supieron en Triana lo que realmente pasó?.
El
destino en tu triste camino a un Imaginero colocó y te hizo inmortal para
siempre y por siempre ¡por amor! El destino en tu camino a un Imaginero colocó
que esculpió tus heridas las de fuera y las de dentro, las del corazón, esculpió tus llagas, las de la lanza y las
del amor, esculpió tus lamentos llenos de desolación, esculpió las heridas del
alma, esculpió la herida del desencuentro la que más dolió, esculpió tus
costillas delgadas de constitución, esculpió tus pliegues cuando ya todo
terminó, esculpió tu cara, plena de dolor, esculpió tus ojos, brillantes de pasión,
cuando ya sólo veían a Dios, tus ojos vacíos, tus ojos vueltos, tus ojos cuando
ya se iban, esculpió tus facciones desencajadas de dolor, dando la espalda a
una vida, una vida que nunca te recompensó, que te humilló, esculpió tus
últimos minutos y segundos, cuando ya todo acabó, ¿que manos maestras supieron
plasmar la escena de tu última Expiración? ¿qué ilustre maestro te inmortalizó?
¡Oh
Cristo de la Expiración! que cuando todo acabó vivió para siempre en Triana,
por Triana vivió, durante siglos tu imagen de Cristo de la Expiración, que cada
primavera paseas tu dolor, tu profundo amor y cruzas el río que tantas veces tu
silueta dibujó y te alejas de tu barrio que tanto te amó y visitas Sevilla
mientras Triana te llora, te anhela, se duele de tu dolor, se duele de tus
frustados sueños, de tus lamentos, de la mala intención, Triana que cada año
junto al rio, entre el devenir del agua, cuando ya el azahar nos deleita con su
dulce olor, te espera, te siente, te canta, te admira, te sueña y acompaña, rememora
tu Pasión ¡oh Gran Cristo de la Expiración!.
Cuando
tu pensabas que estabas solo, Triana te acompañó y en tus últimos lamentos
contigo lloró, cuando pensabas que nadie te recordaba Triana te recordó y en
tus últimos momentos contigo lloró, cuando tú pensabas que eras humillado
Triana al cielo te levantó, cuando tú pensabas que te abandonaban Triana sobre
sus hombros te llevó y en tus últimos momentos contigo se paseó, cuando tú
pensabas que te odiaban Triana te amó y en tus últimos pasos por ese puente te
llevó, que es de hierro que es de piedra y que cada año paciente te esperó
viendo la amarga belleza de tu desgarrado dolor.
Quiero
cantar contigo a la vida y al amor ¡oh Cristo de la Expiración! quiero vivir
contigo mil minutos de Pasión, quiero pasear por Triana tus últimos minutos de
amor y contigo, yo con mis pesares, hablarte y hablarle a Dios, que se terminen
las guerras de éste mundo de dolor, que se termine el hambre, que se termine el
odio que te condenó, que se terminen las clases entre los hijos de un mismo
Dios, que se terminen los cerebros de éso que te dolió, que se terminen las
maldades que provocaron tu pasión, que se terminen las mezquindades y
sinsabores, los malos encuentros, los destierros y las inquinas ¡oh mi Cristo
del Amor!.
Quiero
pasear contigo por estas tierras marianas cada año tu dolor, quiero revivir
contigo horas de desolación, quiero olvidar a los culpables de tan humillante
acción, quiero encontrar la paz reflejándome en tu amor y desgarrarme contigo
cruzando el rio y pasear junto a la cruz que te inmortalizó, quiero alabar a
ésa mano brillante que te esculpió, quiero alabar a ése genio que hizo de la
madera un Dios, quiero alabar al maestro que trajo a la tierra a Dios, quiero
sentir en mi alma la tristeza y la amargura de quién muere por amor y morirme
contigo cada viernes de Pasión, en ése puente y ése rio que cada año te esperó,
que me ayudes en mis penas, en mis horas de dolor, que me acompañes en mis
anhelos, en mis duelos, en mis horas de pasión, que me sepas escuchar cómo ni
me escucho yo, que cuando no vea salida me des la solución, que mis duelos sean
los tuyos, que no pierda la razón y que cada año te espere ¡oh Cristo de la
Expectación! que miras al cielo sin saber por qué pasó, exhalando y expirando
tus últimos minutos, expectante, mirando al único Dios, quiero estar en ése
puente, en esas calles, en esos balcones y ventanas, en ése barrio mariano cómo
yo, quiero sentir tu desgarro que un vil metal provocó, quiero sentir la sangre
que un puñal provocó, quiero sentir contigo mil sentimientos de Pasión, quiero
sentir contigo ¡oh Cristo de la Expiración!.
En
éstas mis tierras y las tuyas ¡que todos somos hijos de Dios! ¡de la misma
condición! ¡que no hay clases! ¡que no hay buenos ni malos todos del mismo color!
¡que no hay niveles! quién ése engaño inventó! ¡quién ese engaño creyó! ¡que
todos somos iguales! ¡oh Cristo de la Expiración! que es tu cara, que es tu
boca, que son tus ojos la pasión, la pasión de una vida superada por amor, de
una muerte que te espera, que te acecha, que te mata, de una muerte que tu
aliento apaga y desgarra, que entristece el alma, de una muerte que revela lo
más malo de una sola condición.
¡Que
mala y buena suerte tuviste en tu expiración! que una mano mariana en la madera
creó a una imagen que es de un Cristo, que en este mundo vivió, que una mano
que es cristiana a la magia te llevó, cuando tú te morías ¡te resucitó! Cuando
tú te caías te levantó, cuando tú te perdías te encontró, cuando tú te hundías
te salvó, cuando tú desaparecías te inmortalizó para que vivieras por siempre
en Sevilla la Pasión, para que vivieras por siempre en Triana tu dolor, para
que cada primavera nos recordaras tu aflicción, para que pasearas por siempre
sobre el rio tu desolación y todos te acompañaran en tu última expiración, que
de carne y hueso a ti te hizo Dios, que de una madera te pulió, de la tierra y
del cielo te hizo un Gran Señor ¡Ay cómo me conmueves! ¡Ay cómo te entiendo ¡Ay
cuantos pesares! ¡cuantos llantos apagados! ¡cuantas tristes lágrimas!¡cuanta
desilusión! ¡ay cuanta impotencia y rabia! ¡ay cuantos desengaños! ¡cuantos
sinsabores! ¡cuanto daño! ¡cuanto desamor! ¡cuanto dolor! ¡ay mi Cristo de la
Expiración!.
Matilde Moreno
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